cota escribió:
¡Que va, que va! Hay por aquí destacados usuarios que te pueden dar una conferencia sobre estos temas.
Ya lo he visto. No soy de preguntar, normalmente utilizo el buscador y algún usuario de los que comentas expone la solución de una forma brillante, generosa y, en ocasiones, poco agradecida por parte de la persona que formula la duda.
cota escribió:
Un hobby para tener entrenadas mis viejas neuronas.
Un hobby muy interesante, sí señor.
Mikolópez escribió:
Y es que el resultado nunca fue el campo de batalla, sino el flujo de trabajo.
Supongo que es cuestión de gustos. Como ya he comentado, a mí la fuente de Encore (Anastasia), me gustaba bastante, Supongo que como tengo mala caligrafía musical (de la otra también), entregar una partitura con una buena presentación, ya era un éxito. Y no hablemos de si había que bajar un tono la partitura,.... un milagro, vamos.
No controlo las alternativas a Sibelius y no sé cuántos minutos de más o de menos serían necesarios con esas alternativas. En principio me conformo con lo que tengo y dudo que cambie a estas alturas del asunto; tal vez me equivoque, vaya usted a saber... Lo más complicado que hago últimamente se podría decir que son arreglos para una formación similar a una Big Band. La maquetación de las partes no es demasiado compleja a mi entender. De momento no han habido quejas más allá de algún pasaje poco afortunado técnicamente, pero eso es otro asunto que tiene más que ver com mi (in)competencia como arreglista (o destreza del interprete, que de todo hay en la viña del Señor) que con la presentación.
Si me permites una anécdota, durante mis años mozos en mi deambular por las salas de fiesta de Barcelona donde te encontrabas carpetas donde había de todo (lo de los tachones era un clásico), de vez en cuando me encontraba con algún papel hecho por copistas a la vieja usanza, con sus rotuladores de diferente grosor, colores para los saltos,... una maldita obra de arte vamos. ¡Eso sí que eran presentaciones! Alguien me comentó una vez que esos copistas (normalmente no eran los arreglistas) cobraban unas 500 pesetas por papel. Después llegó la informática y se acabó el asunto. Otros tiempos.