La Universidad ha sido siempre una élite, concepto muy emparenrado con el actual concepto de casta.
Creo que, en tiempos de prevalencia moral e intelectual relacionada con el llamado progresismo, los movimientos sociales y los partidos auspiciaban a esa élite porque había muchas garantías de que servirían de sustento al progresismo frente a la reacción, de despensa intelectual a dichos movimientos y, en buen criterio, de estamento independiente y de rango, como un quinto poder. Los hijos de la clase media baja y muchos de los obreros han entrado en esa élite de titulación; no se si en el meollo; también, a la vez que la Universidad dejaba de ser de izquierdas (salvo Ciencias Políticas de Somosaguas), los partidos de izquierda se han ido desentendiendo.
Creo que, en tiempos de prevalencia moral e intelectual relacionada con el llamado progresismo, los movimientos sociales y los partidos auspiciaban a esa élite porque había muchas garantías de que servirían de sustento al progresismo frente a la reacción, de despensa intelectual a dichos movimientos y, en buen criterio, de estamento independiente y de rango, como un quinto poder. Los hijos de la clase media baja y muchos de los obreros han entrado en esa élite de titulación; no se si en el meollo; también, a la vez que la Universidad dejaba de ser de izquierdas (salvo Ciencias Políticas de Somosaguas), los partidos de izquierda se han ido desentendiendo.
