BlahBlah escribió:
A mí me gusta mucho Vangelis (especialmente la primera época). Sin embargo no lo considero, para nada, un innovador de la música clásica.
Es más, hay pasajes de sus piezas que tienen un parecido muy sospechoso con composiciones de autores clásicos. Escuchad, por ejemplo, el parecido que hay entre algunos momentos de ciertas canciones de Albedo 0,39 y pasajes de las sinfonías tercera y sexta de Bruckner.
Dicho esto, yo creo que Vangelis sí que ha apotado una importante innovación a la música (aunque no me atrevería a decir si a la clásica también) y es esa sensación que crean sus tremendas reverbs al final de las frases. Producen una situación en la que la audiencia puede tomar la decisión de terminar mentalmente esas secuencias, y eso no lo había escuchado nunca antes en otros autores.
Ahora mismo no sabría decir si ha innovado en otros aspectos relevantes, aunque ha trabajado mucho en la posibilidad de construir un estudio de grabación donde se pudiera componer de manera directa, con equipos electrónicos capaces de generar arreglos y un seguimiento musical razonable con las improvisaciones del músico.
Otro dato que habla muy en favor de Vangelis es haber sobrevivido a la aparición de la tecnología midi. Otros grandes músicos sucumbieron. Klaus Schulze, por ejemplo jamás compuso una otra interesante tras adoptar el midi para secuenciar y convertir su música en auténticas sopas midi. Tangerine Dream también sufrió un deterioro en su música. Pero el griego tenía mucha música dentro y supo aprovecharse de los avances para dejarnos un puñado de buenos discos en su segunda época, mi preferida. Desde See You Later hasta Direct tiene muy buenos discos.
El coqueteo de Vangelis con la clásica viene de lejos. Como venía del rock progresivo, sus influencias eran evidentes, y nunca renunció a las composiciones épicas, con cuerdas sintéticas y coros humanos. Tiene incluso dos discos de música electroacústica (Beaubourg e Invisible Connections), y como otros autores electrónicos (Suzanne Ciani, Constance Demby, Ray Lynch) ha acabado atrapado en las estructuras clásicas, aunque algo ligeras para mi gusto.