Grabación

¿Cumples con tus monitores las dos distancias límite?

Incluso en los mayores estudios no faltan unos monitores 'near field' o de campo cercano. No son un producto sólo en respuesta al 'home studio' y sus precariedades de espacio. Una escucha analítica propia de labores audio/mezcla exige tener en cuenta dos límites de distancia en el uso de monitores, y da sentido a la exigencia de los 'near field', a pesar de que se cuente con otros tipos de escucha. Esos límites son el tema de este tutorial.

Un estudio con los omnipresentes 'near-field'
genelec.com

Resumen

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El uso de monitores en una sala viene condicionado por dos límites en cuanto a distancia monitores-técnico:

  • El límite superior viene vinculado a la distancia crítica, una característica de cada sala. Más allá de esa distancia la reverberación de la sala supera el nivel del sonido directo, imposibilitando una escucha crítica.
  • El límite inferior viene dado por características de construcción del monitor. La construcción y dimensiones del monitor no permiten en su íntima cercanía un campo de escucha bien conformado. Se genera ahí, una zona próxima borrascosa en la que es inviable una escucha fiable.

Como resultado de la existencia de ellos, cada monitor dentro de cada sala resulta aprovechable sólo en una franja de distancias. Presentamos estos conceptos y los ilustramos con ejemplos prácticos.

Introducción: el dinero no lo es todo

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Pensar en una escucha placentera nos lleva a imaginar unos monitores gigantescos en un generoso salón dentro del que nos situamos casi tumbados en un mullido sofá a bastantes distancia de esos carísimos monitores. Pero esa escucha placentera tiene poco que ver con lo que necesitamos a la hora a abordar labores de producción audio/mezcla/masterización. Necesitamos un entorno que facilite la escucha analítica. Una escucha capaz de revelar con facilidad detalles que en esos otros entornos convencionales no se llegan a percibir de una forma consciente, aunque sean una parte importante del buen resultado ‘global’ que los destinatarios del contenido audio esperan disfrutar.

A muchos sorprende ver que en cualquier gran estudio, no sólo en dimensiones sino también en calidad, además de sistemas de escucha grandes y aparentes, nunca faltan unos monitores próximos al técnico y pequeños. Una de las razones que podríamos pensar que lo justifican es la de disponer de una escuchas más parecidas a las que los mortales comunes usan. Pero no es así.

Aunque pueda ayudar en parte a tener esa variedad de sistemas de escucha con la que cotejar cómo va a sonar el producto final, esos monitores de campo cercano (near-field) no son nada parecidos a los típicos en entornos ‘hifi’ o en ‘car-audio’. Tampoco lo es la sala de control en la que se ubican, que tiene unas condiciones de silencio y de escasez de reverberación muy diferentes a los entornos habituales de los oyentes finales.

La principal razón de ser de esos near-field tiene que ver con dos distancias que hemos de respetar en el uso de cualquier monitor y que nos restringen en cada sala el espacio en el que pueden ser aprovechados. Al final obtener un buen entorno de escucha analítica exige una adaptación correcta de monitores y sala, en la que es determinante conocer esas dos distancias límite. Y los monitores grandes y caros, aunque cumplen algunas funciones, dejan desatendidas otras cuestiones que sólo los near-field pueden resolver, a la hora de enfrentar ese compromiso monitor-sala.

No te vayas lejos: la distancia crítica

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¿Recordáis aquel anuncia de 'En las distancias cortas es cuando una colonia de hombre se la juega'? Más allá de lo hilarante que pueda resultarnos, nos viene al pelo para el tema de hoy.

En un tutorial anterior sobre propagación del sonido en espacios cerrados (habitaciones, salas, auditorios,...) definíamos muy de refilón al final el concepto de 'distancia crítica' (llamada también radio de reverberación). Cuando el sonido se produce en un espacio cerrado se genera un campo reverberante nada desdeñable. En las salas en las que realizamos nuestra vida ordinaria hay una generosa dosis de reverberación, muy alejada de las condiciones de una sala anecoica en la que el fondo reverberante es despreciable frente a la señal directa.

La distancia crítica en una determinada sala o espacio es aquella a la que se igualan nivel de señal directa y nivel de señal reverberante. Aunque es dependiente de la frecuencia, suele resumirse en un valor único, usando una media que normalmente -por tradición histórica y por ser una zona de especial sensibilidad en nuestra audición- se suele restringir a la banda de mayor presencia de la señal de habla (300 a 3000 Hz aprox.).

El caso es que el valor de distancia crítica que encontramos en salas reales es muy bajo, sorprendentemente bajo. Se mueve en el entorno del metro o los muy pocos metros. Escuchar más allá de ese punto implica oír más nivel reverberante que directo.

Como el sonido reverberante es aproximadamente constante en nivel para cualquier ubicación de la sala mientras el directo cae 6dB cada vez que se duplica la distancia, situarnos a sólo dos veces la distancia crítica implica ya una reverberación 6dB por encima del sonido directo. Imposible juzgar con un mínimo de rigor qué está sonando. Toda habrá quedado emborronado por la presencia de la reverberación. Y recordad que hablamos de apenas unos metros.

Zona de escucha 'sin reverb' para distintos monitores y salas

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Me ha parecido magnífica para ilustrar este tutorial la figura que os acompaño, tomada de un documento divulgativo de Genelec. Pinchad en ella para verla con buena resolución.

Ejemplos de adaptación monitor-sala
genelec.com

Esta figura describe, para diferentes combinaciones monitor/sala, la zona útil (verde) entre los dos límites. Se marca con una pequeña franja azul la distancia crítica. El volumen de cada sala viene indicado en metros cúbicos y se acompaña su valor de tiempo de reverberación en segundos (RT60).

Los valores de RT60 son realmente bajos, propios de lo que corresponde a salas correctamente acondicionadas para escucha analítica. Salas con RT60 corto a base de reducir la reverberación mucho más de lo que es propio en espacios domésticos, oficinas y despachos, no digamos ya salas de concierto. Pensad que los valores normales en usos domésticos y de oficina pueden ser de entre 0,5 y 1 segundo, así que los reflejadas en este cuadro son de salas ya preparadas para uso en control/mezcla.

Respecto a los tamaños de las salas del cuadro, la más pequeña, con 55m3 y pensando en la altura típica de techo en torno a los 2,5 o 3 metros implica una planta de unos 18 o 20 m2, bastante generosa para lo que son algunos 'home studio'. La más grande y sus 400m3 implican una planta enorme, de decenas de metros cuadrados, sin duda con techos también altos más allá de los 2,5m típicos en una construcción de uso residencial.

Podéis ver cómo la distancia crítica en toda esa variedad de salas va desde 1,5m a 5m. En definitiva apunta a la necesidad de situarse cerca de los monitores. Si en la sala pequeña a 1,5m ya tenemos la reverb tan fuerte como el sonido directo a pesar de que es una sala muy muerta, necesitaremos estar a sólo 75 cm de los monitores para poder tener 6dB más de señal directa que reverberante. Y hablamos de una sala de unos 20m2 de planta y bien acondicionada (con RT60=0,21s.).

Para tener 12dB tendríamos que estar a menos de 40cm y para tener 18 a menos de 20cm... Pero no podemos aproximarnos sin límite a los monitores. No es razonable porque existe otro límite. Hay también otro tipo de distancia crítica por debajo.

Los problemas de la proximidad

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Pensando en un altavoz convencional, muy cerca de su cono no hay una única fuente puntual capaz de esa emanación esférica. Podemos considerar el cono como un montón de pequeños 'fragmentos' que se mueven simultáneamente y acoplados. En la zona muy próxima todas esas emisiones se combinan de formas complejas, hay muchos efectos 'de borde' y condiciones singulares que impiden un campo sonoro repartido de forma homogénea / esférica.

Lo ilustrábamos en otro tutorial con esta figura:

El carácter singular del campo cercano
pablofcid

La idea de que el sonido generado por una fuente audio se propaga esféricamente sólo es cierta un poco alejados de ella.

Campo cercano vs lejano
pablofcid

Todavía peor y aún más claro, en un altavoz multivía, a corta distancia podemos tener enormes diferencias relativas de trayecto y de directividad entre lo que emana de cada una de las vías hasta nuestro oído, de nuevo llevando a que no sea posible una escucha decente en las distancias cortas.

Definitivamente no, para los monitores, las distancias extremadamente cortas no son las mejores, aunque sí lo sea para las colonias y los perfumes.

La extensión de la zona borrascosa

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De nuevo podéis haceros una idea práctica en el cuadro de Genelec que os ofrecía antes. La zona roja que hay en cada una de las líneas habla de la región en la que el monitor no puede ser escuchado sin sufrir un exceso de problemas de este tipo. Tomemos como ejemplo el primero, relativo a unos Genelec 8010 en una sala de 55m3 con RT60 de 0,21s, como sería un muy bien acondicionado espacio con superficie de unos 20m2 poco más o menos.

8010, unos near-field con cono de 3
genelec.com

En los monitores 8010 (los más pequeños del cuadro, con woofer de sólo 3 pulgadas y unas dimensiones reducidas que no alejan tanto el woofer y el tweeter) la distancia crítica ronda ya los 30 cm, mientras en un 8350 (de mayores dimensiones y con woofer de 8 pulgadas) crece hasta nada menos que unos 80 cm.

Detalle de 4 combinaciones monitor-sala
genelec.com

En la sala pequeña del cuadro, con su metro y medio de distancia crítica, intentar aplicar los 8350 nos impediría encontrar un ubicación correcta: a 75 cm (mitad de la distancia crítica y por tanto con señal directa 6dB por encima de la reverberante) estaríamos ya en 'zona de borrascas' por la proximidad al monitor.

Una pareja de 8350
genelec.com

Soluciones mediante otras tecnologías

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El panorama que describe ese último ejemplo no debe hacernos desesperar del todo respecto al uso de monitores más allá de las 3 pulgadas en salas tan pequeñas. Pero sí debe hacernos considerar otras alternativas, menos habituales.

Por ejemplo, sin abandonar el cuadro, encontraréis que el modelo 8351 sorprende con una bajada hasta los 30 cm de su zona 'roja'. La misma que nos daba el 8010, pero ahora con todo un diseño en tres vías con woofer oval de 8x4 pulgadas, además de medios de 5" y tweeter de 3/4". ¿Cómo lo logra? Su éxito para recortar la región borrascosa más próxima proviene de un cambio del tipo de diseño, que pasa a ser de tipo 'on-axis', con todas las vías centradas en la misma posición/eje y por tanto en mejores condiciones para evitar problemas por diferencias de camino. Quizá esto es lo que le ha valido ser producto del año para los lectores de hispasonic en la categoría de equipo de estudio.

Genelec The Ones
Los 8351 y su diseño 'on-axis'
genelec.com

La franja útil, más corta de lo que pensamos

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Como veis por estos ejemplos y en ese cuadro, la franja útil de distancias a la que podemos aprovechar un monitor en nuestros espacios habituales de trabajo es bastante corta, excepto en unos pocos tipos de diseño que no son los más corrientes, y que por tanto pueden tener un precio más elevado.

En las salas pequeñas no nos queda otro remedio que olvidarnos de los monitores más amplios y sus extensos graves. Los graves ocupan muchos metros en el aire (17 metros un ciclo de 20 Hz, todavía más de 8 metros un ciclo de 40 Hz) y físicamente ‘no caben’ en pequeñas habitaciones. Los graves se ven obligados a una auténtica tortura en el aire confinado, colisionando consigo mismos, sin llegar a desarrollarse con normalidad, obligados a doblarse antes de llegar a desplegarse. Por hacer una analogía, un poco de la misma forma que un feto ya desarrollado no cabe en el seno materno salvo que esté plegado hecho una bola. Esos graves extremos no generan un campo útil y bien desarrollado, sólo son un mar de problemas.

Pero además, incluso para otras frecuencias menos críticas los fenómenos de proximidad, enfatizados cuantas más vías haya y más separadas estén -lo que habla del tamaño del monitor-, hacen que no podamos pretender una escucha adecuada demasiado cercana. Y por otra parte tampoco debemos alejarnos en exceso porque aproximarnos a la distancia crítica hace que perdamos capacidad crítica en la audición por el velo que la reverberación añadirá.

En salas algo mayores, los near-field no desaparecen en pro de los far-field, si no que se cuenta con ambos tipos. Las razones son variadas. Diferentes tipos de escucha son mejor apoyadas desde uno u otro tipo. Pero siempre los monitores de campo próximo permitirán una escucha más libre de efectos de sala al estar más alejados de las paredes y al permitir una mayor proximidad del técnico, cercana a esa precisión que ofrece la escucha por auriculares pero sin sus efectos secundarios ni el cansancio que comporta.

Y desde luego, la tentación de montar unos monitores mayores de lo adecuado a nuestra sala demuestra ser algo que proviene más de los ojos que de los oídos. Las ganas de ver unos opulentos macroaltavoces no debe hacernos olvidar que quizá oigamos mejor, por una vez, ahorrándonos un poquito de gasto.

Pablo Fernández-Cid
EL AUTOR

Pablo no puede callar cuando se habla de tecnologías audio/música. Doctor en teleco. Ha creado diversos dispositivos hard y soft y realizado programaciones para músicos y audiovisuales. Toca ocasionalmente en grupo por Madrid (teclados, claro).

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