Por cierto Carmelo. Yo dejé la carrera (de Filosofía) cuando me di cuenta del tiempo que perdía en el piano del salón de actos de la facultad. Dejé el conservatorio cuando me dedicaba a leer en los pasillos a Unamuno. Abandoné el grupo de rock, para meterme en una orquesta de baile, la orquesta para meterme en el jazz y caí en un grupo de pop de Cádiz llamado "El Barrio", y dejé el jazz. Este año dejé "El Barrio" por amor y dejé mi pais por el de mi novia, alemana a la que le encanta el pescaíto (¿con acento?) como a mí, con acento. Eso sí. El pescaíto NO LO DEJO.
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