4 escribió:a duo, a chello y voz grabado desde un ipad con todas las partes compuestas, hace falta pasarlo a daw, pero puede quedar algo chulo..
Juer que bueno. Mezcla esa obra y nos la cuelgas. Me gustaría escucharla.
Hilo sobre Bach
Juer que bueno. Mezcla esa obra y nos la cuelgas. Me gustaría escucharla.
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Al morir sus padres (creo que tenía 9 años) se fue a vivir con su hermano mayor, que era organista en Ohrdurf y tuvo que dejar la verde y preciosa ciudad de Eisenach. Nunca la olvidaría. Desde entonces fue siempre hijo del Pietismo y su amor a Dios, y a Lutero.
El movimiento comenzó en Leipzig, en casa de Spener en la década de 1680, con reuniones que se asemejaban más a conferencias; se las llamaba Collegia pietatis (asambleas piadosas), y en ellas los laicos se reunían para orar y estudiar las Sagradas Escrituras. Progresó rápidamente, de modo que en Alemania tuvo arraigo en primera instancia en Berleburg gracias al conde Casimir von Wittgenstein. En dicha ciudad se publicaría la Biblia de Berleburg a manos del erudito y lingüista Johann Haug. El movimiento también se extendió por Berlín, Augsburgo y, especialmente, Halle, Wurtemberg y Alsacia. En el extranjero el movimiento llegó a las colonias británicas de Norteamérica en una fecha tan temprana como 1719, gracias a Alexander Mack, que lleva el movimiento a Pensilvania y creo que hasta ciertas colonias en América.
El Pietismo daba más importancia a la experiencia personal de Cristo y su humildad, y sus hechos. Mientras que la rutina del culto Católico enfatizaba el seguimiento ciego a obediencia del Vaticano. Defendió el principio del sacerdocio de todos los creyentes, de manera que no solo los pastores podían dirigir la lectura en grupo de la Biblia, sino laicos sin formación teológica. Renegaba de las bulas y del ejército papal que los reprimía.
El Pietismo fue crítico del dogmatismo excesivo y del énfasis en la institución eclesiástica Católica, que carecía ya de la humilde vida de Cristo. Leed a Lutero.
Bach dijo en repetidas ocasiones que todo lo que pretendía en su vida, era ser un músico para Dios. Lo consiguió sin duda.
El movimiento comenzó en Leipzig, en casa de Spener en la década de 1680, con reuniones que se asemejaban más a conferencias; se las llamaba Collegia pietatis (asambleas piadosas), y en ellas los laicos se reunían para orar y estudiar las Sagradas Escrituras. Progresó rápidamente, de modo que en Alemania tuvo arraigo en primera instancia en Berleburg gracias al conde Casimir von Wittgenstein. En dicha ciudad se publicaría la Biblia de Berleburg a manos del erudito y lingüista Johann Haug. El movimiento también se extendió por Berlín, Augsburgo y, especialmente, Halle, Wurtemberg y Alsacia. En el extranjero el movimiento llegó a las colonias británicas de Norteamérica en una fecha tan temprana como 1719, gracias a Alexander Mack, que lleva el movimiento a Pensilvania y creo que hasta ciertas colonias en América.
El Pietismo daba más importancia a la experiencia personal de Cristo y su humildad, y sus hechos. Mientras que la rutina del culto Católico enfatizaba el seguimiento ciego a obediencia del Vaticano. Defendió el principio del sacerdocio de todos los creyentes, de manera que no solo los pastores podían dirigir la lectura en grupo de la Biblia, sino laicos sin formación teológica. Renegaba de las bulas y del ejército papal que los reprimía.
El Pietismo fue crítico del dogmatismo excesivo y del énfasis en la institución eclesiástica Católica, que carecía ya de la humilde vida de Cristo. Leed a Lutero.
Bach dijo en repetidas ocasiones que todo lo que pretendía en su vida, era ser un músico para Dios. Lo consiguió sin duda.
Carmelopec (banco semántico) escribió:Bach presente en muchos repertorios de guitarristas de concierto:
Una cosa más, aquí dejo la partitura de una de las obras que amablemente me ha ofrecido Carmelope en concreto el minuto 14:20 del comentario #11
¡Procurad leerla al tiempo que la escucháis!:
Debo decir que esta partitura está libre autores y podéis encontrarla gratuitamente en https://www.cglib.org/
Además quiero hablar más sobre esta obra, porque creo que marca el nacimiento de los últimos años de Bach. En otro hilo será.
Wikter (Techno+Reverb=Shoeblaze?) escribió:porque Chelo
Consuelo, Chelo para los amigos, es una mezzo soprano versátil, polivalente, amiga de sus amigos y agraciada en su aspecto, casa con todo (de Munt, Tarradellas, Dios), será por falta de pretendientes...
Y continuamos con una cita de su querida y segunda esposa, Ana Magdalena Bach:
Pocos de los Bach fueron hombres bellos y, sin embargo, la fuerza de su espíritu se expresaba en sus facciones. Verdaderamente notables era en mi esposo, su poderosa frente y sus ojos, con sus cejas extraordinarias siempre fruncidas, como si estuviese sumido en profunda meditación. Cuando yo lo conocí tenía los ojos muy grandes; pero, con los años, se fueron encogiendo y enturbiando por el sufrimiento y el trabajo excesivo, y los párpados le fueron descendiendo. Su intensa mirada parecía dirigida hacia el interior, lo cual impresionaba; no había persona que no lo mirase por segunda vez. Eran sus ojos a veces un resplandor místico. Su boca era ancha y móvil, tenía una expresión de generosidad y en las comisuras de los labios se escondían siempre una sonrisa.
Retrato de Johann:
Pocos de los Bach fueron hombres bellos y, sin embargo, la fuerza de su espíritu se expresaba en sus facciones. Verdaderamente notables era en mi esposo, su poderosa frente y sus ojos, con sus cejas extraordinarias siempre fruncidas, como si estuviese sumido en profunda meditación. Cuando yo lo conocí tenía los ojos muy grandes; pero, con los años, se fueron encogiendo y enturbiando por el sufrimiento y el trabajo excesivo, y los párpados le fueron descendiendo. Su intensa mirada parecía dirigida hacia el interior, lo cual impresionaba; no había persona que no lo mirase por segunda vez. Eran sus ojos a veces un resplandor místico. Su boca era ancha y móvil, tenía una expresión de generosidad y en las comisuras de los labios se escondían siempre una sonrisa.
Retrato de Johann:
Carmelopec (banco semántico) escribió:`casa con todo
Muy bueno, pero yo casi me voy al Contratenor mas que al mezzosoprano. Aquellos Castratis a los que hoy llamamos Contraltos o Contratenores (Andreas Scholl, Moreschi, Phlippe Jaroussky). Son mis voces favoritas. Un Contratenor tiene los pulmones de un hombre con la la dulzura de la mezzosoprano. Hablaremos de este tema y de los Contratenores
Te dejo a Bowman que a mi entender, es la voz más grande. Y repito, ya hablaremos de los Contratenores y Castratis.:
Ombra Mai Fu de Hëandel interpretado por el coloso Bowman.
Primera crónica sobre la muerte de Bach:
En la biblioteca municipal de Leipzig se conservan aún los antiguos legajos que contienen las listas de exequias realizadas en el siglo XVIII. Uno de estos viejos papeles nos informa escuetamente del siguiente hecho, en apariencia banal: "Un hombre de sesenta y siete años, el señor Johann Sebastian Bach, Kapellmeister y Kantor en la escuela de la Iglesia de Santo Tomás, fue enterrado el día 30 de julio de 1750". La modestia y simplicidad de esta inscripción, escondida entre otras muchas tan insignificantes como ella, nos parece hoy incomprensible al considerar que da fe del fallecimiento de uno de los más grandes compositores de todos los tiempos y, sin duda alguna, del músico más extraordinario de su época.
La brevedad de estas líneas demuestra con toda claridad el trágico destino de un hombre que fue radicalmente subestimado en su época: pocos reconocieron al gran músico y nadie supo ver al genio. Tras su silenciosa muerte, la labor de quien había dedicado toda su existencia a crear honesta y laboriosamente una excelsa música en alabanza del Creador fue olvidada por completo durante más de cincuenta años, hasta que, tras ser publicada la primera biografía del músico, otro compositor, Mendelssohn, rescató su obra para sus contemporáneos al dirigir apoteósicamente su Pasión según San Mateo en Berlín en 1829, hecho que constituyó un acontecimiento nacional en Alemania.
Ojo que algo es erróneo ya que Bach muere a los 65 años aunque la parroquia de Leipzig en sus legajos, dice que falleció a sus 67. En lo que se refiere a la muerte del maestro todo es confuso e hipotético, y aunque se rebuscaron sus restos en dicho cementerio antiguo, y dieron con un cadáver de la época que parecieran ser él No están seguros.
Hoy día han construido un aparcamiento sobre aquel cementerio.
En la biblioteca municipal de Leipzig se conservan aún los antiguos legajos que contienen las listas de exequias realizadas en el siglo XVIII. Uno de estos viejos papeles nos informa escuetamente del siguiente hecho, en apariencia banal: "Un hombre de sesenta y siete años, el señor Johann Sebastian Bach, Kapellmeister y Kantor en la escuela de la Iglesia de Santo Tomás, fue enterrado el día 30 de julio de 1750". La modestia y simplicidad de esta inscripción, escondida entre otras muchas tan insignificantes como ella, nos parece hoy incomprensible al considerar que da fe del fallecimiento de uno de los más grandes compositores de todos los tiempos y, sin duda alguna, del músico más extraordinario de su época.
La brevedad de estas líneas demuestra con toda claridad el trágico destino de un hombre que fue radicalmente subestimado en su época: pocos reconocieron al gran músico y nadie supo ver al genio. Tras su silenciosa muerte, la labor de quien había dedicado toda su existencia a crear honesta y laboriosamente una excelsa música en alabanza del Creador fue olvidada por completo durante más de cincuenta años, hasta que, tras ser publicada la primera biografía del músico, otro compositor, Mendelssohn, rescató su obra para sus contemporáneos al dirigir apoteósicamente su Pasión según San Mateo en Berlín en 1829, hecho que constituyó un acontecimiento nacional en Alemania.
Ojo que algo es erróneo ya que Bach muere a los 65 años aunque la parroquia de Leipzig en sus legajos, dice que falleció a sus 67. En lo que se refiere a la muerte del maestro todo es confuso e hipotético, y aunque se rebuscaron sus restos en dicho cementerio antiguo, y dieron con un cadáver de la época que parecieran ser él No están seguros.
Hoy día han construido un aparcamiento sobre aquel cementerio.
kikolacalle escribió:creo que marca el nacimiento de los últimos años de Bach. En otro hilo será
El comienzo has debido querer escribir, porque el nacimiento de los últimos años lleva a pensar en un devenir incesante, algo muy de eterno retorno bastante romántico (la vía persa en Nietzsche).
Que, dispuestos a divagar, sí que en Bach se encuentra al músico fecundo que abarca un periodo de transformaciones; muy ligado todavía a recetas renacentistas y tendente al dramatismo en su etapa final, a la que te referías ahora.
Bueno, podría verse una equivalencia con autores forjados en el renacimiento pleno de finales del quatrocento y que eclosionaron en el cinquecento, Miguel Ángel Buonarroti, podría valernos.
La diferencia mayor, más allá del asunto de cada uno, seguramente sea los casi cien años de diferencia, lo cual evidencia que el arte moderno comenzó mucho antes en lo visual que en lo musical. Y muchas otras cosas que pueden tambalearse si aplicamos categorías creadas a medida de unas cosas para otras.
En realidad, Bach, Haendel y otros músicos que anduvieron ambientando los sucesos cortesanos, religiosos y, en menor medida, públicos o teatrales, ya fuera en la actual Alemania, como en Venecia, o en Roma, eran músicos modernos, modernos en tanto que del periodo moderno (post medieval, o sea de la sociedad del humanismo, postimprenta, post descubrimientos, en fin esas cosas que aparecen en los manuales como propias del cambio del siglo XXI en el el mundo, que luego en la práctica sólo se veían en cuatro focos privilegiados, tres cortes, dos iglesias y un Vaticano).
Estos grandes artistas de los grandes periodos de la música, Bach en el barroco, Mozart en el clasicismo y Beethoven en el sinfonismo pre romántico, son músicos con mucha obra, con muchos registros; pero también a los que los comitentes (que para eso les pagaban) les pedían obras con motivos e intenciones diversas. El mismo Mozart del requiem es descrito como alguien melancólico, mientras que en su concierto para piano y orquesta es frecuente tenerlo como un visionario del romanticismo unos cuantos años antes.
Y, no, hay que entender algunas cosas que marcaban el modus vivendi de aquí los amigos de hace trescientos años, esa reflexión un poco inocente que se hace un aficionado al arte en general cuando va al Prado y se cuestiona el grado de artistas que tenían los grandes de la pinacoteca madrileña, si aplicamos el criterio de creador, de artista genio con un proyecto personal que se destinó después del romanticismo y las vanguardias de finales del XIX y del XX, el artista.
Estaríamos ignorando la realidad, lo que era el arte, que era sobre todo maestría, estaríamos obviando a los mecenas, o más bien pagadores, que en tiempos de Bach, era la iglesia y los príncipes (o una suma de ambos estamentos), tenemos que entender la figura de los músicos de capilla, tenemos que recordar que en las manifestaciones artísticas del siglo XIII y buena parte del XVIII (en España ya ni hablar) el decoro, y la norma eran una losa.
La tensión entre norma y maniera que se explica en el manierismo italiano de principios del XVI en las artes visuales en realidad no tuvo un correlato en la música; pero sí que se pueden establecer algunas identidades, para empezar que eso del barroco no es sino arte de la contrarreforma y que es renacimiento en su propósito y lenguaje (tenebrismo a parte, o Borromini a parte).
También que el músico ha venido haciendo a lo largo de la historia lo que le ha salido de los cojones. Por mucho que la audiencia más conocedora (y allegada) supiese bastante música, algo que en Alemania en realidad se extiende a lo largo del siglo XIII alcanzando a la mayoría de hogares (o buena parte de ellos, ya imagino que en casa del minero de Silesia no había piano ni lieders galantes, como haus musik, la supervivencia), una característica invariable de toda audiencia ha sido siempre no crear y embelesarse con los conciertos, misas o sonatas del maestro de capilla, (o Escolanía en el caso de la España musical, esa cosa escasa), así que, mientras la escala no generase tensiones ni hubiesen acordes no admitidos, rienda suelta a la fuga y el contrapunto.
Y bien que le dio a ello...
Carmelopec (banco semántico) escribió:El comienzo has debido querer escribir, porque el nacimiento de los últimos años lleva a pensar en un devenir incesante, algo muy de eterno retorno bastante romántico (la vía persa en Nietzsche).
jaja. Amo a Nietzsche no puedo evitarlo. En cuanto al "nacimiento" me ha parecido la palabra correcta ya que Bach cambia en sus últimos hasta llegar a lo sublime. Su interválica se vuelve fuera de nuestros alcances y crea un nuevo estilo de música apoyado en el Contrapunto que no se ha vuelto a repetir.
Por lo demás te iré contestando según lo comprenda, porque no eres fácil.
El nacimiento (salvo que sea referido al belén) está demasiado encumbrado en la sociedad europea a partir del XIX. A mi forma de entender, hay que nacer menos.
Kiko, te refieres a la interválica de Bach como inalcanzable, seguramente no exageras.
Yo, como destacable de ese periodo propongo la interbalística, a finales del XVII y a lo largo del XVIII, si algo se desarrolló fueron los ingenios militares, muchas guerras en Europa, armas de fuego mejoradas y más eficientes.
Bien traído el tema de Bach.
Yo, como destacable de ese periodo propongo la interbalística, a finales del XVII y a lo largo del XVIII, si algo se desarrolló fueron los ingenios militares, muchas guerras en Europa, armas de fuego mejoradas y más eficientes.
Bien traído el tema de Bach.
Una saga de músicos
Johann Sebastian Bach nació el 21 de marzo de 1685 en Eisenach (Turingia). Su familia era depositaria de una vasta tradición musical y había dado a lo largo de varias generaciones un buen plantel de compositores e intérpretes. Durante doscientos años, los antepasados de Bach ocuparon múltiples cargos municipales y cortesanos como organistas, violinistas cantores y profesores, aunque ninguno de ellos llegaría a alcanzar un especial renombre. Sin embargo, su apellido era en Turingia sinónimo de arte musical; hablar de los Bach era hablar de música.
Johann Sebastian siguió muy pronto la tradición familiar. Su padre, Johann Ambrosius, comprendió rápidamente que tenía ante sí a un niño especialmente dotado y consagró mucho tiempo a su enseñanza. El ambiente de la casa paterna era modesto, sin llegar a las estrecheces de la pobreza y, por supuesto, estaba impregnado de una profunda religiosidad y entregado a la música. Al cumplir Bach los nueve años murió su madre, Elisabeth, y, como era frecuente en la época, Johann Ambrosius volvió a casarse a los pocos meses para poder afrontar el cuidado de sus hijos. Pero tres meses después de la celebración de su segundo matrimonio, el 20 de febrero de 1694, también murió Johann Ambrosius, y la viuda solicitó ayuda al hijo mayor de su marido, Johann Christoph, ya entonces organista en Ohrdruf, quien se hizo cargo de sus dos hermanos más pequeños, Johann Jacob y Johann Sebastian, acogiéndolos en su casa y comprometiéndose a darles la obligada formación musical.
El niño era aplicado, serio e introvertido. Además de la música, sentía una viva inclinación por la lengua latina, cuya estructura rígida y lógica cuadraba perfectamente con su carácter, y por la teología. Estas materias, tamizadas por una intensa educación luterana, acabarían por modelar completamente su personalidad y convertirse en los sólidos fundamentos de su existencia y de su fuerza creadora. El propio Johann Christoph, que había sido discípulo de Pachelbel, se convirtió en maestro de órgano del niño.
No parece, sin embargo, que se diera plena cuenta de la genialidad de su hermano menor, si consideramos la famosa anécdota transmitida por el propio Bach a su hijo Carl Philipp Emmanuel: Johann Christoph prohibió al niño estudiar un libro que contenía las más famosas piezas para clave de su tiempo, con obras de Froberger, Kerll y Pachelbel, libro que Bach logró transcribir a escondidas, de noche y a la luz de la luna. Descubierto el «crimen», Johann Christoph destruyó la copia. La que iba a ser su segunda esposa y cronista de la familia, Anna Magdalena Wilcken, que también narra el episodio, afirma que Johann Sebastian se lo contó «sin manifestar el menor resentimiento contra la dureza de su hermano». Anna Magdalena era menos benévola y, llevada por su fidelidad y amor a Johann Sebastian, pretendía achacar la ceguera final del compositor al esfuerzo que realizó de niño, por haber transcrito aquellas partituras «prohibidas» a la sola luz de la luna.
Años de formación
Hasta que pudo desarrollar todas sus capacidades pasaron aún varios años de duro aprendizaje y preocupaciones cotidianas. Desaparecidos sus progenitores, el salario del hermano resultaba escaso y la casa demasiado pequeña para una familia cada vez más numerosa. Johann Christoph hizo ingresar a sus hermanos en el Gimnasium de Ohrdruf, donde Bach acabó el primer ciclo de estudios en 1700, con un adelanto de dos años sobre el resto de sus compañeros, recibiendo además un sueldo de diecisiete talegos al año (cantidad suficiente para pagar su manutención) como miembro del coro, donde cantaba con hermosa voz de soprano infantil. En marzo de 1700 el muchacho, que entonces contaba quince años de edad, marchó a Lüneburg, a 350 kilómetros de Ohrdruf, para ingresar en el coro de la Ritterakademie, con sueldo suficiente para su mantenimiento suplementario y hospedaje en el internado.
Este cambio supuso también la posibilidad de ampliar en extensión y profundidad sus conocimientos musicales. En Lüneburg recibió la benéfica influencia del Kantor, pero sobre todo la del organista titular, Georg Böhm. Desgraciadamente, a los pocos meses de su llegada le cambió la voz y tuvo que ganarse la vida como músico acompañante y profesor de violín. Su nueva situación, sin embargo, le permitió desplazarse libremente a Hamburgo para completar su formación con Adam Reincken, que, pese a su edad, era uno de los más reputados organistas en activo de su tiempo. También frecuentó la corte de Celle, en cuya orquesta tocó como violinista por invitación de Thomas de la Selle, familiarizándose entonces con los compositores y las formas musicales francesas. De esta época de actividad y entusiasmo data su primera cantata, género que frecuentaría a lo largo de su vida.
Una energía aparentemente ilimitada y una fortaleza anímica desbordante son los rasgos esenciales de la personalidad de Bach. Sin estos valores y sin su profunda religiosidad nunca hubiera podido soportar los duros golpes que el destino le tenía reservados. En 1702 terminó el segundo ciclo de estudios escolares, y determinó llegado el momento de aspirar a un puesto estable. Tras algunos frustrados intentos de ganar una plaza como organista, fue finalmente admitido en marzo de 1703 como violinista del duque de Weimar. Su gran religiosidad o sus dotes de organista le hicieron aspirar a otro puesto: el de organista en Arnstadt, cuyo decreto de nombramiento fue firmado por el conde Anton Günther el 9 de agosto de 1703. Johann Sebastian contaba dieciocho años.
Pero para las autoridades no era fácil tratar con un hombre impetuoso y excitable que despreciaba las normas establecidas y frecuentemente se mostraba colérico y caprichoso. Ya a los dieciocho años, mientras trabajaba como organista en Arnstadt, se había permitido el lujo de prolongar sus vacaciones durante dos meses: se encontraba en Lübeck escuchando extasiado al gran maestro Buxtehude y no estaba en absoluto dispuesto a renunciar a tan extraordinario placer. El consistorio de la ciudad se vio obligado a amonestarlo y aprovechó la oportunidad para hacerle algunos reproches referentes a su también poco sumisa actitud en materia musical: "El señor Bach suele improvisar muchas variaciones extrañas, mezcla nuevas notas en piezas escritas y la parroquia se siente confundida con sus interpretaciones".
Bach ignoró estos comentarios; Arnstadt tenía ya poco que ofrecerle y sus intereses se dirigían hacia otros objetivos. En primer lugar, pretendía establecerse y formar una familia, lo que hizo al casarse el 17 de octubre de 1707 con su sobrina María Bárbara, una joven vital y encantadora. Siete hijos fueron el producto de su feliz matrimonio. Ese mismo año, el ya entonces reputado ejecutante solicitó la plaza de organista en la pequeña ciudad de Mühlhausen (libre por la muerte de su titular), que obtuvo el 24 de mayo, con el no desdeñable sueldo de 85 guldens.
En la iglesia de San Blas, además de restaurar el órgano, organizar el coro, formar alumnos (entre ellos, a su devoto discípulo J. M. Schubert) y cumplir con sus funciones dominicales, Bach inició la composición de cantatas religiosas, la más importante de las cuales fue la titulada Actus tragicus. Su período de formación inicial parecía concluido. Tal vez ello fuese la razón principal que le movió a presentar su dimisión como organista de Mühlhausen, aunque los biógrafos suelen señalar otras más concretas: sobre todo, el conflicto musical-teológico que había dividido a los feligreses en dos bandos: los seguidores del pastor Frohne, pietista radical y enemigo de innovaciones musicales, y los del archidiácono Eilmar, amigo y protector de Bach, y padrino de su primer hijo. Es posible que, cogido entre dos fuegos, Johann Sebastian prefiriera dar a su carrera un cambio de rumbo al margen de unas tensiones teológicas que tan directamente le afectaban como responsable musical de la comunidad. Sus relaciones con las autoridades de Mühlhausen continuaron cordiales tras su dimisión en junio de 1708, y compuso para ellas una cantata en febrero de 1709, desgraciadamente desaparecida.
Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/monografia/bach/
Johann Sebastian Bach nació el 21 de marzo de 1685 en Eisenach (Turingia). Su familia era depositaria de una vasta tradición musical y había dado a lo largo de varias generaciones un buen plantel de compositores e intérpretes. Durante doscientos años, los antepasados de Bach ocuparon múltiples cargos municipales y cortesanos como organistas, violinistas cantores y profesores, aunque ninguno de ellos llegaría a alcanzar un especial renombre. Sin embargo, su apellido era en Turingia sinónimo de arte musical; hablar de los Bach era hablar de música.
Johann Sebastian siguió muy pronto la tradición familiar. Su padre, Johann Ambrosius, comprendió rápidamente que tenía ante sí a un niño especialmente dotado y consagró mucho tiempo a su enseñanza. El ambiente de la casa paterna era modesto, sin llegar a las estrecheces de la pobreza y, por supuesto, estaba impregnado de una profunda religiosidad y entregado a la música. Al cumplir Bach los nueve años murió su madre, Elisabeth, y, como era frecuente en la época, Johann Ambrosius volvió a casarse a los pocos meses para poder afrontar el cuidado de sus hijos. Pero tres meses después de la celebración de su segundo matrimonio, el 20 de febrero de 1694, también murió Johann Ambrosius, y la viuda solicitó ayuda al hijo mayor de su marido, Johann Christoph, ya entonces organista en Ohrdruf, quien se hizo cargo de sus dos hermanos más pequeños, Johann Jacob y Johann Sebastian, acogiéndolos en su casa y comprometiéndose a darles la obligada formación musical.
El niño era aplicado, serio e introvertido. Además de la música, sentía una viva inclinación por la lengua latina, cuya estructura rígida y lógica cuadraba perfectamente con su carácter, y por la teología. Estas materias, tamizadas por una intensa educación luterana, acabarían por modelar completamente su personalidad y convertirse en los sólidos fundamentos de su existencia y de su fuerza creadora. El propio Johann Christoph, que había sido discípulo de Pachelbel, se convirtió en maestro de órgano del niño.
No parece, sin embargo, que se diera plena cuenta de la genialidad de su hermano menor, si consideramos la famosa anécdota transmitida por el propio Bach a su hijo Carl Philipp Emmanuel: Johann Christoph prohibió al niño estudiar un libro que contenía las más famosas piezas para clave de su tiempo, con obras de Froberger, Kerll y Pachelbel, libro que Bach logró transcribir a escondidas, de noche y a la luz de la luna. Descubierto el «crimen», Johann Christoph destruyó la copia. La que iba a ser su segunda esposa y cronista de la familia, Anna Magdalena Wilcken, que también narra el episodio, afirma que Johann Sebastian se lo contó «sin manifestar el menor resentimiento contra la dureza de su hermano». Anna Magdalena era menos benévola y, llevada por su fidelidad y amor a Johann Sebastian, pretendía achacar la ceguera final del compositor al esfuerzo que realizó de niño, por haber transcrito aquellas partituras «prohibidas» a la sola luz de la luna.
Años de formación
Hasta que pudo desarrollar todas sus capacidades pasaron aún varios años de duro aprendizaje y preocupaciones cotidianas. Desaparecidos sus progenitores, el salario del hermano resultaba escaso y la casa demasiado pequeña para una familia cada vez más numerosa. Johann Christoph hizo ingresar a sus hermanos en el Gimnasium de Ohrdruf, donde Bach acabó el primer ciclo de estudios en 1700, con un adelanto de dos años sobre el resto de sus compañeros, recibiendo además un sueldo de diecisiete talegos al año (cantidad suficiente para pagar su manutención) como miembro del coro, donde cantaba con hermosa voz de soprano infantil. En marzo de 1700 el muchacho, que entonces contaba quince años de edad, marchó a Lüneburg, a 350 kilómetros de Ohrdruf, para ingresar en el coro de la Ritterakademie, con sueldo suficiente para su mantenimiento suplementario y hospedaje en el internado.
Este cambio supuso también la posibilidad de ampliar en extensión y profundidad sus conocimientos musicales. En Lüneburg recibió la benéfica influencia del Kantor, pero sobre todo la del organista titular, Georg Böhm. Desgraciadamente, a los pocos meses de su llegada le cambió la voz y tuvo que ganarse la vida como músico acompañante y profesor de violín. Su nueva situación, sin embargo, le permitió desplazarse libremente a Hamburgo para completar su formación con Adam Reincken, que, pese a su edad, era uno de los más reputados organistas en activo de su tiempo. También frecuentó la corte de Celle, en cuya orquesta tocó como violinista por invitación de Thomas de la Selle, familiarizándose entonces con los compositores y las formas musicales francesas. De esta época de actividad y entusiasmo data su primera cantata, género que frecuentaría a lo largo de su vida.
Una energía aparentemente ilimitada y una fortaleza anímica desbordante son los rasgos esenciales de la personalidad de Bach. Sin estos valores y sin su profunda religiosidad nunca hubiera podido soportar los duros golpes que el destino le tenía reservados. En 1702 terminó el segundo ciclo de estudios escolares, y determinó llegado el momento de aspirar a un puesto estable. Tras algunos frustrados intentos de ganar una plaza como organista, fue finalmente admitido en marzo de 1703 como violinista del duque de Weimar. Su gran religiosidad o sus dotes de organista le hicieron aspirar a otro puesto: el de organista en Arnstadt, cuyo decreto de nombramiento fue firmado por el conde Anton Günther el 9 de agosto de 1703. Johann Sebastian contaba dieciocho años.
Pero para las autoridades no era fácil tratar con un hombre impetuoso y excitable que despreciaba las normas establecidas y frecuentemente se mostraba colérico y caprichoso. Ya a los dieciocho años, mientras trabajaba como organista en Arnstadt, se había permitido el lujo de prolongar sus vacaciones durante dos meses: se encontraba en Lübeck escuchando extasiado al gran maestro Buxtehude y no estaba en absoluto dispuesto a renunciar a tan extraordinario placer. El consistorio de la ciudad se vio obligado a amonestarlo y aprovechó la oportunidad para hacerle algunos reproches referentes a su también poco sumisa actitud en materia musical: "El señor Bach suele improvisar muchas variaciones extrañas, mezcla nuevas notas en piezas escritas y la parroquia se siente confundida con sus interpretaciones".
Bach ignoró estos comentarios; Arnstadt tenía ya poco que ofrecerle y sus intereses se dirigían hacia otros objetivos. En primer lugar, pretendía establecerse y formar una familia, lo que hizo al casarse el 17 de octubre de 1707 con su sobrina María Bárbara, una joven vital y encantadora. Siete hijos fueron el producto de su feliz matrimonio. Ese mismo año, el ya entonces reputado ejecutante solicitó la plaza de organista en la pequeña ciudad de Mühlhausen (libre por la muerte de su titular), que obtuvo el 24 de mayo, con el no desdeñable sueldo de 85 guldens.
En la iglesia de San Blas, además de restaurar el órgano, organizar el coro, formar alumnos (entre ellos, a su devoto discípulo J. M. Schubert) y cumplir con sus funciones dominicales, Bach inició la composición de cantatas religiosas, la más importante de las cuales fue la titulada Actus tragicus. Su período de formación inicial parecía concluido. Tal vez ello fuese la razón principal que le movió a presentar su dimisión como organista de Mühlhausen, aunque los biógrafos suelen señalar otras más concretas: sobre todo, el conflicto musical-teológico que había dividido a los feligreses en dos bandos: los seguidores del pastor Frohne, pietista radical y enemigo de innovaciones musicales, y los del archidiácono Eilmar, amigo y protector de Bach, y padrino de su primer hijo. Es posible que, cogido entre dos fuegos, Johann Sebastian prefiriera dar a su carrera un cambio de rumbo al margen de unas tensiones teológicas que tan directamente le afectaban como responsable musical de la comunidad. Sus relaciones con las autoridades de Mühlhausen continuaron cordiales tras su dimisión en junio de 1708, y compuso para ellas una cantata en febrero de 1709, desgraciadamente desaparecida.
Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/monografia/bach/
Carmelopec (banco semántico) escribió:Kiko, te refieres a la interválica de Bach como inalcanzable, seguramente no exageras.
Ya sé que no lo hago. Pero si le analizas podrás ver que su interválica es siempre correcta en el Contrapunto de las cuatro voces que solía desarrollar : Soprano, Contralto, Tenor y Basson. Así escribió los estudios para Contrapunto (Kontrapuntus) que son la obra de enseñanza más completa para elaborar este mecanismo armónico-melódico. Fueron su última obra.
Y aquí dejo ahora uno de los movimientos de esta obra maestra, interpretada por Gould.
Esto ya son palabras mayores en la obra del Maestro y con calma, las iremos viendo.
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