Buenas, estoy de cumpleaños dj
(Esta sesión contiene los mismos vinilos de la maleta que llevé al pub "Nebulosa" (Arteixo) el viernes 21 de septiembre de 2001). Incluso recuerdo el orden empleado en la inmensa mayoría de ellos
La música TECHNO fue descubierta por mi en un proceso gradual iniciado en la más tierna infancia. Aunque posteriormente asociase el término a ritmos duros, oscuros, rasgados y acelerados, su amplitud de miras excede notablemente a esos atributos concretos y simplificados. Cuando a comienzos de los años 80 oía la radio, el germen technoide se iba implementando en mi mente. Bandas sonoras de corte pop en ocasiones; funk o robóticas en otras, aunque con el nexo de imaginar galaxias lejanas e inaccesibles. Mundos tutelados por nuestros anhelos más profundos, donde todo era posible y en donde la parte más electrónica e instrumental solía predominar por encima de las voces.
En plena adolescencia, un compañero de clase (Alberto) era asiduo a los recopilatorios de principios de los 90 (mákina total, lo + mix, 90´s mix, 100% mákina, a toda mákina, blanco y negro mix, etc, etc...
Mi amistad con él fue determinante para que realizase una progresiva adaptación de los ritmos electrónicos con los que había crecido, dándoles un sentido y superando el shock inicial. Admito ni negativa -en un primer momento- a reconocer mi gusto por ese tipo de música -así como me sucedería más tarde con el Techno de finales de los 90-. Todavía estaba en proceso de asimilación y mi afán por llevar la contraria también se hacía presente.
Tras una época donde me alejé parcialmente de los sonidos electrónicos, centrándome en bandas como Nirvana, Pearl Jam, Gun´s And Roses, Offspring (entre otros), en 1998 descubrí con plenitud lo que ahora se corresponde con "mi Techno". Esto se lo debo a mi hermano mayor (Iván), el cual frecuentaba discotecas como "Bambina", a las que yo mismo iba (en formato de tarde, con música Dance), pero con la salvedad de disfrutar en directo de figuras como Dj Pepo, Mulero, Marco Carola, Yke, Tobío, Alonso o Toni Rox. Un amigo de mi hermano mayor (Juan) disponía de material de excelente calidad (procedente de Holanda) y aún recuerdo un cd que me prestó (todavía me estremezco al escucharlo).
Desde ese momento, pasé de ser un escéptico del Techno a sumergirme dentro de sus profundidades casi infinitas. Contribuyó, en gran manera, un garito tipo antrazo que había por Coruña en esos momentos (1998), llamado "Code". Situado en una zona céntrica de la ciudad, congregaba diferentes estilos de ciclomotores en su entrada (llegué a contar más de 20) y cuando bajabas las escaleras y corrías la cortina, el bombo te pegaba un ostiazo impresionante. Nada más entrar, a mano derecha, encontrabas a una camarera danzando y poniendo copas -con el pelo totalmente rapado- y unas cristaleras en formato antiguo que te confrontaban a cada segundo. Sin ser un club demasiado grande (calculo que sería para unos 200 personas a lo sumo), el ambiente era tremendamente cargante. Gente sin camiseta, dándolo todo, profiriendo gritos y palmas convenientemente acompasadas con la música atronadora de un dj postergado en un mísero ropero -algo que sin duda dotaba de esencia al lugar-. Bailábamos hasta el amanecer sin importarnos el cartel. Cualquiera con valentía para ponerse al mando de los platos nos resultaba totalmente válido. Ahí fue donde escuché por primera vez "The Bells" de Jeff Mills, aunque no era ese el nombre que le poníamos. "Pi pi ri pi" o "el de las campanitas" solía ser su denominación de origen. Lejos estaban para mi los momentos de conocer sellos y productores. Me movía el ansia de descubrir algo nuevo (tanto musical como extramusical).
La primera vez que me planteé probar unos platos fue en el after de la sesión de Claude Young en Bambina (1999). Entré en un coche y estaba un dj de Coruña (Pope). Mi cebollón era tal que pronto gané la confianza de los ocupantes y entablamos interesantes conversaciones que me condujeron a pinchar, un año más tarde, en el equipo -recién estrenado- de mi amigo Diego Quintián. Al poco, a finales del 2000, ya tenía mi cabina instalada y me dispuse a practicar como un loco, hasta mi esperado estreno, el 21 de septiembre de 2001 (en el pub "Nebulosa", de Arteixo).
El resto fue un glorioso camino que aún transito con felicidad y pasión...