Toda traducción es una traición. Implica decisiones arriesgadas, errores, imposibilidades, un sinfin de factores que hacen que el paso de un texto De un idioma a otro implique necesariamente una pérdida, una alteración, sea forzada, inevitable o inconsciente.
Ahora bien, eso en el cine se agrava respecto a la literatura puesto que no solo se pierde el texto original sino las interpretaciones de los actores, que es parte importante de este arte.
El cine debería ser siempre en versión original, para mí el doblaje es una traición brutal, una puñalada en la espalda de los actores y su trabajo vocal. Con frecuencia por no decir siempre el doblaje cambia al personaje, no transmite todo lo que el actor transmite o bien añade matices inventados por el doblador, jugando a ser más artista que el artista. Si a eso le sumamos lo dicho anteriormente, que del texto original al traducido hay inevitablemente pérdida, y más cuando el nivel de los traductores de esta industria deja mucho que desear (eso es algo que como filólogo detecto prácticamente en cualquier película), pues hace que nos demos cuenta o no, al experimentar una película traducida no estamos viendo la obra tal y como fue creada.
Eso no quita que, siguiendo el razonamiento anterior del bajo nivel de muchos traductores, los subtítulos adolecen de ese mismo defecto enorme, incluso más: la calidad de la traducción de los subtítulos es a menud ínfima.
Ahora bien, eso en el cine se agrava respecto a la literatura puesto que no solo se pierde el texto original sino las interpretaciones de los actores, que es parte importante de este arte.
El cine debería ser siempre en versión original, para mí el doblaje es una traición brutal, una puñalada en la espalda de los actores y su trabajo vocal. Con frecuencia por no decir siempre el doblaje cambia al personaje, no transmite todo lo que el actor transmite o bien añade matices inventados por el doblador, jugando a ser más artista que el artista. Si a eso le sumamos lo dicho anteriormente, que del texto original al traducido hay inevitablemente pérdida, y más cuando el nivel de los traductores de esta industria deja mucho que desear (eso es algo que como filólogo detecto prácticamente en cualquier película), pues hace que nos demos cuenta o no, al experimentar una película traducida no estamos viendo la obra tal y como fue creada.
Eso no quita que, siguiendo el razonamiento anterior del bajo nivel de muchos traductores, los subtítulos adolecen de ese mismo defecto enorme, incluso más: la calidad de la traducción de los subtítulos es a menud ínfima.

