Sir Harpo de Molabien escribió:
Vamos que Yayo hace cumbia, que en sus años también estuvo estigmatizada
Yayo y el cuarteto obrero responde a un fenómeno de liberalidad en la sociedad argentina por un lado y por el otro a un abandono a lo chabacano en los programas televisivos.
Lo de la pacatería de las sociedades sudamericanas es de asustar, de hecho la forma en la que nos expresamos en España les asusta, no sólo por el tono de voz (tan opuesto al almíbar empalagoso generalizado, tanto más cuanto más al norte del continente o más en el Caribe); sino por lo sueca que se volvió la cultura española después de la transición.
Argentina, al margen del tópico de cómo se les ve en otros países del entorno en tanto que engreídos y esos tópicos que hacen referencia a la supremacía cultural, es cierto que ha tenido una voluntad desde finales del XIX y buena parte del XX de que BA fuera como París, de ser tan como los europeos, y de ahí salen muchos frutos reales en la música y el teatro, el teatro bonaerense (y, ojo, de otras provincias), el Colón, se afianza con potencia en autores, actores y temporadas y resulta interesante ir allí para muchos por saber que se va a encontrar un público entendido.
Pero la mayoría de la cultura sudamericana tiene un elevado componente provinciano y lo pudibundo es una verdadera losa.
No es de extrañar, a esos países hermano fue, salvo excepciones (me refiero a Sudamérica, por tanto excluyo a Méjico cuya cinematografía, mundo editorial y universidades acogieron muchos intelectuales), una emigración mayoritariamente de extracción económica, social y cultural humilde, tanto la española como la del resto de países europeos (Italia sobre todo).
El hilo conductor de esa sociedad blanca europea no criolla, inmigrante era otra vez más la iglesia.
Era el caldo del cultivo para evitar el atrevimiento: inmigrantes en lugares de clima benigno y exuberantes en algunos casos, con grandes oportunidades de negocio para una tradición que se iba sustanciando de estado civil dél, con militares golpistas, saqueo de las multinacionales, periodos revolucionarios que aun afloran, cierta inseguridad ciudadana, miedo en suma para aquellos que ya habían pasado del inmigrantes a burgueses, una especie de
sociedad pudorosa por si acaso en un continente que repetía el modelo de ciudades a la europeo y que no abundaba demasiado en lo pionero como en EEUU, un territorio entre lo benigno y lo hostil o inexplorado, mantener el buen tono.
Además la herencia religiosa española encomendista que las revoluciones emancipadoras no soslayaron, casi al revés, casi todos los libertadores eran hijos de ricos
Pero Argentina estaba más al sur, experimentó periodos oscuros muy mafioso entre peronistas y justicialistas; pero se constituyó en potencia en cereal, carne y algunas otras materias primas determinantes , eso y su empeño por la cultura propia, su literatura, sus compositores, sus géneros que exportó a Europa, y su fútbol...(más tarde sus roqueros llegados a España); junto con el estatalismo fuerte con profundo desarrollo civil desde Perón creó un país menos en vías de desarrollo, menos periférico, menos provinciano, el argentino (indudablemente manipulado por más de una arenga, desarrolló una nueva identidad de hincha que yo creo (bueno, no sólo yo, no creo que haya que recordar una guerra absurda) que le ha reportado muchas desgracias; pero también un orgullo como ciudadano de primera en lo cultural.
Y no es casual que Piazzola, el rock argentino, Spinetta, Lito Vitale, O.Piro,o hasta Diego Torres o muchos otros tengan un reconocimiento mundial; o los más grandes en habla española: los Luthiers.
Y me da la impresión que la sociedad argentina va dando desde hace un tiempo pasos para reencontrase con el mundo y consigo misma, que gente como la Pichot, Capusotto y otros gamberros son el resultado de la naturaleza aguda, extrovertida, echada para alante de los argentinos, sobre todo de los porteños; pero dejando lo que le quedaba de sudamericana pacata arrinconada.
Es entonces cuando aparece un fenómenos de caribeñización en argentina, los culos sensuales de garotas y mulatas apetecen a cualquiera y más a un sociedad en constante dieta de adelgazamiento y con una tradición larga de psicoanálisis y largos circunloquios para mirarse el ombligo, auqnue sea para pasar en minutos del alzamiento frente a la Casa Rosada o en contra de Repsol a la culpa por ser pelotudos, algo muy nuestro, muy argento (piensan).
Pero es imparable, las minas salen de las galerías a cielo abierto y la minería es de culo en pompa, y de cierto atrevimiento promiscua. Le hacía falta a Argentina salir del salón de te con pastas con la señora madre y el obispo de la diócesis local, o de todo es la cancha paar dejarse caer en lo carnal, tanto lomo que exporta y tanto que asa.
Yayo, que es un tío de lo más ordenado en su vida personal, creo que es de alguna provincia, explotó su filoncillo y la televisión mostraba esas presentadoras de aspecto hiperbóreo nada creíbles cuando se escandalizaban, Argentina creo que necesitaba esos reallities chuscos.
Y es que también sabían los artistas argentinos de ese periodo, de hace unos diez años, que no podían jugar a ser sólo los sudamericanos más europeos, de hacer pastiche a la francesa, como en los años veinte, que debían mirar a todo el continente, por más
coñosureño que sea el antiguo virreinato de la Plata.
Y en esas estamos.
En toda américa del Sur se intenta y se va consiguiendo tener unas señas de identidad propias, es normal que haya alguna voz (muchas veces destempladas) que se quiera quitar el europeocentrismo y haces las cosas a la sudamericana.
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